1 de diciembre de 2014

El pretil de la muerte de calle Betis


El sábado pasado, al igual que miles de sevillanos, aproveché los agradables rayos del sol que bañaron Sevilla tras unos días de lluvia, para tomarme un cafecito deleitándome con la incomparable vista del río Guadalquivir desde la calle Betis de Triana. Las terrazas estaban repletas de gente y los niños pululaban por doquier, era un ambiente muy animado. Cuando de pronto, mi acompañante me señala algo detrás mía. Me doy la vuelta y veo a un hombre sentado en el respaldo del banco de la muerte de la calle Betis y al lado suya, su hija de seis años, arrodillada en el asiento y apoyada en el respaldo mirando hacia el río. Inmediatamente les advertimos del riesgo que corrían y por fortuna, ellos se apartaron del lugar.

Y es que el pretil de la calle Betis es uno de los mayores peligros de la ciudad de Sevilla. Se trata de un pequeño banco de piedra de 50 centímetros de altura y 90 metros de largo, tras el cual hay un abismo de siete metros. El riesgo de caída tras un tropiezo accidental, una riña de borrachos o una distracción fútil, es evidente. La calle Betis se caracteriza por ser el centro de concentración de miles de personas, sobre todo los fines de semana, y en verano se llena de turistas que se divierten sin darse cuenta que allí hay un peligro enorme, porque a simple vista, el poyete da un falso aspecto de seguridad cuando realidad es una trampa mortal para cualquier distraído. Es obvio que si retrocedes de espaldas, sin saber lo que hay detrás, puedes tropezar con este banquito y caer al abismo. Y si has bebido algo, pues ya no te cuento.

Desde la primera vez que pisé la calle Betis y me asomé por ese gracioso y ridículo banco, me dije “cuánta gente se habrá matado aquí”, después de todo, hay borrachos, hay turistas y muchos niños correteando alrededor de esta calle. La verdad es que increíblemente, han sido muy pocos los accidentes que se han producido allí, lo que no quiere decir, que el riesgo no exista.

Hace, apenas un mes, una turista polaca de sólo 23 años, cayó desde este barranco, cuando trataba de hacerse un selfie con el Puente de Triana detrás. Falleció tras un día de agonía. El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, dijo sentirse “conmovido” por la tragedia, pero añadió que no haría nada para evitar que algo así vuelva a suceder, dijo que estaba atado de manos porque este famoso pretil de Triana es considerado Bien de Interés Cultural y no se le puede vallar y no se le puede poner ninguna protección adicional.

Hace unos meses, un hombre borracho también cayó desde allí, afortunadamente tuvo más suerte y no sufrió daños, pero unos días antes del accidente de la joven polaca, un perro, subido al banco, vio pasar una paloma, fue a por ella y cayó al precipicio, matándose ante decenas de personas. Lo mismo puede sucederle a un niño. Señor Alcalde, ¿está usted seguro que no se puede hacer nada? “Todo lo que se puede hacer y todas las medidas de precaución ya están puestas", nos dice Zoido y añade que los técnicos le han dicho que no se puede poner ningún vallado porque es un “Bien de Interés Cultural”. Todo es mentira.

En ningún lugar del mundo, un bien cultural está por encima de la vida humana. La seguridad y la vida de una persona es lo más importante para una Autoridad. Autoridad con “A” mayúscula, claro. Para Zoido, todo lo que se puede hacer, ya está hecho. ¿Y qué es lo que se ha hecho? Pues nada, poner un cartelito que dice “Peligro de caída a gran altura”. Pues si hablamos de monumentos, ésto es un desprecio monumental por la vida de las personas. Cuando existe un bien cultural abierto a la visita pública, se le pone vallas, esto sucede en cualquier parte del mundo. Nunca se expone a las personas de forma tan gratuita y mucho menos si es en un sitio céntrico de una gran ciudad.

Las vallas deben ponerse, es un clamor de la población de Triana, que es consciente del peligro que entraña ese pretil de la muerte. Ya en enero de 2013, la Policía Local de Triana envió un informe al Ayuntamiento, pidiendo se tomaran medidas para evitar una muerte accidental en el lugar, “es un peligro”, señalaban y pedían solucionar urgentemente el problema. Además, añadían que en una obra nueva no se permitiría un riesgo semejante. Y no sólo fue la Policía Local, también el Consejo de Participación Ciudadana, en mayo de 2012 y la Junta Municipal, en junio de 2013, solicitaron se tomen medidas urgentes para evitar la caída de una persona, y sobre todo de niños, que corren enorme riesgo en ese banco de piedra.

¿Se puede hacer algo para prevenir una nueva muerte? ¡Sí! Sin duda. Lo más indicado, es un vallado detrás del respaldo, manteniendo la armonía estética del monumento. Es algo que se puede y se debe hacer urgentemente. Y si el Alcalde vuelve a mentir, diciendo que se trata de un monumento intocable e inmodificable, lo que se debe hacer es poner una reja por delante del banco, para que no se pueda acceder a él y nadie corra riesgo de morir allí de nuevo. Quedaría feo, sí, pero es preferible la fealdad urbana antes que perder la vida de otra persona inocente.

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